lunes, 23 de mayo de 2016

MI PLE

jueves, 5 de mayo de 2016

Ciber Espacio, Ciber Poder

Tomando del texto de Pablo Bongiovanni, “Ciberculturas” la siguiente reflexión:

“Esos usuarios que empezaron a colmar las redes con sus reflexiones (como en Blogs) videos (como en Youtube) redes sociales (como en Facebook) y micropublicaciones (como en Twitter). Esta es una síntesis demasiado arbitraria, pero, de ser un mero lugar donde mostrar información, internet pasó a ser una extensa red de servicios para conectar personas a distintos niveles. La web social y el Social Media, no es sino la consecuencia de que los arquitectos de internet y las redes hayan descubierto que el negocio no era ser producto, sino ser puente, ser servicio. El valor de conectar: personas, datos, objetos es lo que hizo de Google un imperio. Y es un imperio tan grande (en términos de cultura), que todo análisis antes de Google (AG), sobre globalización y cultura, queda obsoleto. Los procesos no son los mismos, las creaciones y recreaciones en términos culturales cambiaron, porque las ciberculturas evolucionaron del 2005 en adelante, a un ritmo y en una cantidad que no es posible comparar ni cotejar con otras épocas”.

Podemos pensar que, asistimos en ocasiones sin percibirlo, transitamos, saltamos y vivimos en una configuración social, cultural y política que ha “masificado” la información, en un primer momento y que luego la ha magnificado a tal punto que todo, o al menos eso pareciese, está en la red o debe pasar casi necesariamente, para existir. 

El ser, en este sentido, ya no existe fuera de la red, desde los documentos hasta la clave fiscal, todo está en línea, on line como se dice, y el mercado, astuto y hábil, nos lleva a no poder ser fuera de ella, y por ello apuesta todas sus fichas a quedarse con la línea, el cable sobre el cual converge toda nuestra existencia. 

Eso por el lado, tal vez más negativo, ahora bien, podemos pensarlo en términos más positivos en cuanto a la posibilidad que nos ha dado a muchas personas de ser parte de procesos que de otra manera serían muy dificultosos, como cursar una asignatura educativa a kilómetros de distancia o encontrarse con amigos,  generar lazos con otras personas, de otros lados,  que cuenten sus experiencias y costumbres, o la posibilidad de producir textos de cualquier tipo y formato y generar políticas, grupos de debate, o “revoluciones” en algunos casos.

En síntesis y finalizando este comentario, la aparición en escena de este espacio nuevo al cual hemos sido llevados nos brinda a su vez la posibilidad, casi mágica, de existir en otros lados, en el cual podemos ser también otros distintos y confluir con otros, producir, crear, aprender; lógico es que, en esta economía de mercado de capitales, se yerguen intereses por el control de este nuevo espacio.